Todas las grandes ciudades tienen sus entrañas, viejos y nuevos pensamientos la alimentan formando parte de su historia. Odiada y querida por muchos, observa como un viejo árbol el transcurso de nuestras vidas mientras sigue transformándose y creciendo, alimentándose de nuestros sueños y temores. No es buena ni mala, sólo una parte nuestra que no siempre nos gusta mirar
Un ejercicio complicado para mi poder plasmar un espíritu tan único, siempre trate de que mis fotografías trasmitan y den vida, dándole a la ciudad un alma que la identifique siendo sus habitantes los que toman parte y adquieren esa personalidad influenciados por dicha ciudad, realmente pasa con todas las grandes urbes, transforman y amoldan necesitando la ciudad de sus habitantes y viceversa.
El planeamiento del viaje fue puramente de placer y contemplación, el equipo fotográfico con que realice las tomas fueron dos cámaras analógicas, una la hasselblad 500 cm con objetivo 80 mm y una minolta manual con un 35 y 50 mm, las películas fueron compradas directamente en el sitio y el revelado lo fui realizando por las noches en la habitación según salían los carretes prescindiendo totalmente del formato digital. Esto me permitió desconectar mas de la cámara y solo fotografiar en momentos muy contados dejando un gran parte del día solo para el disfrute personal.
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